¿Qué es MIGAYO?
MIGAYO es un taller de joyas con base en el centro de Madrid y sí, lees bien, digo taller y no marca. Y es que, sinceramente, ni yo me siento vendedora, ni a ella la siento marca… MIGAYO es algo mucho más especial, algo mucho más grande que hacer que aumentes las piezas de tu joyero.


Contando historias a través de las joyas.
Todas las joyas que salen de mi taller tienen un significado, un fin por el que han sido creadas. Son piezas que cuentan historias, creadas a partir de una conversación.
Y ahí está la magia de MIGAYO, en cómo convierto fríos materiales como el oro en historias, en objetos personales que solo tú entenderás, sin importar nada ni nadie más.
Busco la belleza a través de la sencillez y lo natural, y por ello, todas las piezas de MIGAYO son delicadas en apariencia pero cargadas de esencia y sentimiento.
MIGAYO es una sensación, es sentirse protegida y entendida, es sentirse completa. Es saber que algo late dentro de esa pieza que llevas. Es amar antes que poseer.
¿Quién está detrás de MIGAYO?
MIGAYO soy yo, Celia, arquitecta, y diseñadora web, pero sobre todo, artesana joyera.


Mi historia, la historia de Celia Gayo
Mientras hacía el proyecto final de arquitectura, hice un curso de carvado en cera. En esos momentos de pleno estrés, buscaba otra manera de hacer arquitectura, más inmediata; un nuevo horizonte sobre el que desarrollar mi manera de ver esta disciplina.
Y es que en mi proyecto experimentaba con el mundo de los detalles. Planteaba una construcción que crecía en el tiempo, donde lo más importante era diseñar ese mecanismo, las uniones, empezar desde lo pequeño para que pudiera crecer… Y en esta búsqueda de nuevas formas de crear algo arquitectónico me encontré con la joyería. Con otra manera de creación, de construcción. Más inmediata y sobre todo más personal e íntima.
Me apasionó tanto este mundo que ese mismo año entré en la Escuela de Joyería Arte3 para aprender todo sobre el origen y la historia de la joyería, sus técnicas y materiales. Y descubrí que las joyas tenían un poder simbólico del que hasta entonces no era consciente.